Redefiniendo a las brujas en la cultura pop

 

Por Agustina Ballester

 

Con el pasar del tiempo las brujas han sido objeto de persecución y miedo, así como de empoderamiento y admiración. El concepto “Bruja” ha mutado de mil maneras, y la cultura pop nos ha demostrado que las de ayer son muy distintas a las hechiceras de hoy. Lejos están los calderos burbujeantes, las escobas voladoras y los sombreros puntiagudos. La bruja o hechicera de hoy es la mujer moderna que no se calla y que vuela por sus propios medios.

 
Brujas - Cultura Pop - Emc Magazine.jpg
 

¿Pero cuál es el término correcto? ¿Brujas o Hechiceras? 

 

La diferencia principal entre brujería y hechicería según historiadores, es que en ésta última no existe un pacto con el diablo. Así, mientras que la brujería utiliza hierbas, ungüentos y alucinógenos para producir sugestión en sus víctimas, la hechicería usa materiales empíricos.

Cuando pensamos en las primeras brujas, no podemos dejar de recordar los Los juicios de Salem (1692), famoso episodio del período de colonización de los Estados Unidos. En él, fueron condenadas a muerte 19 mujeres acusadas de brujería. El número de acusados en estos juicios fluctúa entre 200 y 300.

 
El Aquelarre de Francisco Goya

El Aquelarre de Francisco Goya

 

¿Cuál fue el motivo de la caza de brujas?

 

Muchas teorías intentaron explicar por qué la comunidad de Salem explotó en ese delirio de brujas y perturbaciones demoníacas. La más difundida insiste en afirmar que los puritanos, que gobernaban la colonia de la bahía de Massachusetts (prácticamente sin control real desde 1630 hasta la promulgación de la Carta Magna en 1692), atravesaban un período de alucinaciones masivas e histeria, provocadas por la religión.

Otras teorías se apoyan en analizar adivinaciones que invocaban a lo maligno, hechos de maltrato infantil y ergotismo (intoxicación con pan de centeno fermentado, el cual contiene elementos químicos similares al LSD). Algunas otras aluden al estrangulamiento social de la mujer.

 

Las primeras brujas

 

Hacia principios del siglo XIX y durante el siglo XX, como lo explica el historiador Juan Perez Ventura, los cuentos infantiles estaban plagados de brujas, especialmente aquellas que querían comerse a los niños.

La relación entre las brujas y los niños es recurrente en las historias, y si bien en los siglos más recientes los padres utilizaron la figura de la bruja como amenaza para corregir el comportamiento de sus hijos, durante la Edad Media y la Edad Moderna era normal que la población creyera que las hechiceras buscaban a los niños para robarlos y asesinarlos.

Todas ellas tenían el poder de la transformación, y podían adoptar formas juveniles y bellas para atraer a los hombres o engañar a mujeres haciéndose pasar por inocentes doncellas.

También eran capaces de convertirse en animales, como gatos negros.

Otros animales asociados a la brujería son el sapo (utilizado por las hechiceras para crear fórmulas a partir de hígados y glándulas), la rata (debido a la Peste Negra), la serpiente (el demonio que pervirtió a Adán y Eva), el búho (sabio nocturno) y el cuervo negro (relacionado al espionaje).

 
 

Una nueva bruja en la cultura popular (90s)

 

En la década del 90, con el resurgimiento del misticismo, la astrología y la nueva ola feminista, cuando la cantante Kathleen Hanna de Bikini Kill vociferaba “¡Todas las chicas al frente!”; las películas y programas de televisión traían una nueva versión del concepto bruja y aquelarre: 

En Jóvenes Brujas (1996) Sara, recién llegada a Los Ángeles, entabla amistad con tres compañeras de escuela con las que comparte la pasión por las ciencias ocultas y juntas crean su propio aquelarre, utilizando la magia para ganarse el respeto social de sus compañeros; y en Practicamente Magia (1998), dos hermanas intentan transmitir a sus sobrinas, la única y poderosa herencia psíquica de las mujeres Owens.

En estas nuevas narrativas, la bruja no es una mujer solitaria que acecha pueblos para robar niños, sino organizaciones de mujeres que se ayudan entre ellas y se transmiten saberes.

 

Como Violeta Galanternik menciona aquí 

“[Las brujas] fueron, quizá, las primeras feministas de la historia, ya que su real persecución tenía que ver con el saber de la medicina, su labor como parteras y enfermeras ligado al poder de las plantas medicinales o sus creencias y modo de vida “hereje” que no veneraba el sistema religioso y patriarcal”

 

En Sabrina la bruja adolescente (1996), específicamente en el episodio “La Prueba” S01E23 vemos una representación de Los Juicios de Salem:

Sabrina y sus compañeros realizan un viaje de estudios a Salem, y para entender los hechos tienen una tarjeta con el rol que deben interpretar. Todas las tarjetas dicen “aldeano” y una sola dice “bruja”.

Los juicios empiezan con Libby, una compañera celosa que acusa a Jenny de bruja por estar interesada en su novio. Sabrina defiende el honor de Jenny y por accidente deja salir una bola de fuego al apuntar con su dedo a Libby.

Sabrina es acusada de bruja y llama a sus tías por ayuda, pero ellas insisten en que se quede para poder aprender y aceptarse a sí misma. Al final, Sabrina se declara culpable por presión, pero ningún compañero de ella cree que sea realmente una bruja, excepto Libby.

Después de que esto sucede, se le informa a los estudiantes que todas las tarjetas llevaban escrito “aldeano” y que la tarjeta “bruja” no existía, demostrando así, que los que crearon a la bruja del pueblo fueron ellxs mismxs gracias a los rumores y la paranoia. Pero hacia el final del episodio vemos a Sabrina descubriendo el sobre con su tarjeta, y tanto ella como la audiencia ve por primera vez que efectivamente la suya decía “bruja”.

Lo mejor de este episodio es la enseñanza de cuán fácil puede ser esparcir rumores, y dejarse llevar por los prejuicios y la paranoia colectiva. Este capítulo resulta un episodio educativo respecto a la historia de las brujas y a demás una enseñanza importante para el público adolescente.

 
 
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Bruja moderna: antihéroe e ícono queer

 

Con la llegada del antihéroe al cine muchxs de lxs protagonistas de nuestros programas favoritos ya no eran solo “malos” o “buenos”:

Willow Rosenberg (Buffy la Cazavampiros) es el ejemplo ideal de wicca, antihéroe y símbolo queer. Willow tiene su propio camino de descubrimiento a través de la magia y la sexualidad. Al principio de la serie es una chica tímida, nerd y apasionada de la computación y hacia el final de Buffy es la bruja más poderosa de su generación, ayudando a otras adolescentes a encontrar su poder interior entrenándolas en la última temporada. Su relación con Tara, también bruja, es la primera pareja lésbica estable de la televisión estadounidense en horario familiar. Para la quinta temporada Willow desarrolla una adicción a sus poderes y con la posterior muerte de Tara, se convierte en Dark Willow. Gracias al amor y paciencia de sus amigxs puede recuperarse, pero en estas nuevas narrativas, nuestros íconos de la niñez enfrentan una serie de problemáticas que los hacen oscilar entre “el bien” y “el mal” y lo que eso signifique. 

Ya no hablamos de brujas malvadas, hablamos de seres humanos que cometen errores y aprenden. La magia ya no tiene una connotación negativa y no sólo es calderos o pociones, sino también el estudio de la astrología y el tarot - considerado como una forma de adivinación-. y aquelarres que adoptan la forma de organizaciones femeninas que se empoderan entre ellas a través de la palabra.

 

En este artículo de Vogue España, llamado “¿Qué significa ser una bruja moderna?” pueden encontrar las historias de tres mujeres que comparten su experiencia con la magia, y nos explican por qué la brujería es una de las prácticas más inclusivas de nuestra época.

 

witches in movies and tv shows Music: Season of the Witch by Lana Del Rey

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